Retrocede en el tiempo y evoca la mejor de las Navidades que hayas tenido jamás en tu infancia. Centra el recuerdo en la mente para poder obsérvarlo con la mayor claridad. Recuerda lo que veías, lo que olías, los sabores y las texturas de las cosas, la gente que estaba contigo. Recuerda algunas de las cosas que hacías. Y si de niño nunca tuviste una Navidad maravillosa, invéntatela. Créala exactamente como te gustaría que fuese.
Observa cómo se te abre el corazón al pensar en esa Navidad tan especial. Quizás una de las cosas más maravillosas de esa Navidad haya sido la presencia del amor. Deja que ahora el espíritu del amor fluya a través de ti. Da cabida en tu corazón a todas las personas que conoces y que amas. Envuélvelas en ese amor. Has de saber que en cualquier momento, y no sólo en Navidad, puedes llevar contigo ese sentimiento tan especial del amor y el espíritu navideños. Tú eres el amor. Tú eres el espíritu. Tú eres la luz, y eres la energía. Y así es.
Louise Hay
2 comentarios:
Amiga,no soy catolica, no tengo religión,te deso lo mejor para el año que comienza,abrazos miles.
Fiaris querida, también te deseo que el año venidero sea uno de los mejores en todo sentido.
Un fuerte abrazo
Publicar un comentario