Muchas veces vengo observando como las personas piensan repetidamente de una forma negativa acerca de sí mismas y luego se preguntan por qué les va mal, por qué no logran salir adelante y buscan la causa siempre afuera de ellas mismas diciendo que la culpa de que le vaya tan mal, es de los padres o del jefe, de la amiga, de la pareja, de la situación del país o de quien sea. Y es que nos cuesta asumir la responsabilidad de nuestras propias acciones y admitir que hay algo que estamos haciendo mal.
Bastaría con analizar por un momento nuestros propios pensamientos para darnos cuenta que somos el origen de todo lo que nos sucede. Es imposible, por ejemplo, que alguien que se repita constantemente que tiene mala suerte o que es difícil conseguir trabajo, logre algo que le satisfaga realmente o quien dice que los hombres (o mujeres) son infieles consiga una pareja que le sea fiel. Y por otro lado existen personas que tienen buenos trabajos, o tienen parejas que les son fieles etc. será eso producto de la suerte?
La explicación es la siguiente, si fuera un pensamiento ocasional, no habría mayor problema, salvo que lleve una carga emocional muy fuerte, sin embargo si es un pensamiento que se repite constantemente, éste se convierte en una creencia y las creencias son las que dirigen nuestras acciones en un sentido o el otro. Por eso es necesario ver que es lo que se repite en nuestra vida y analizar que es lo que estamos pensando al respecto. Si constantemente nos encontramos con gente que nos maltrata o abusa de nuestra confianza, ¿qué pensamientos hemos estado acumulando al respecto?, sean nuestros o de personas de nuestro entorno.
Pero aún en las peores circunstancias que nos encontremos, siempre, siempre, podemos cambiar, nadie está determinado de por vida a mantener las circunstancias que ahora lo están limitando a menos que lo permita. Esta es una época de cambios, donde cada vez más se nos exige buscar dentro de nosotros para corregir lo que percibimos como errado o que no nos permite tener la vida que aparentemente queremos. Todos tenemos la misma capacidad de hacerlo, lo importante es el darse cuenta de la necesidad de entrar en nuestro interior, estar dispuestos a asumir nuestra responsabilidad y abrirse al cambio.