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jueves, 25 de febrero de 2016

SOMOS LOS CREADORES DE NUESTRA REALIDAD


Según la Ley de Atracción cuando nos enfocamos en algún pensamiento, sea acerca de lo que queremos o de lo que no queremos, con nuestra vibración lo estamos atrayendo a nuestra vida y basta con que le prestemos la atención suficiente para que se haga realidad. 
Eso estaría estaría explicando por qué cuando tememos que pase algo y mantenemos ese pensamiento, esa  vibración atrae aquello que mantenemos en la mente, y luego decimos: "¿vez? tenía razón". Pero, si hubiéramos apartado nuestra atención de aquello que tememos, es casi seguro que no se habría realizado de esa manera.
Abraham-Hicks lo explica de la siguiente forma:
Todo pensamiento que ha sido pensado sigue existiendo, y cuando te concentras en un pensamiento, activas su vibración en tu interior. De modo que sea lo que sea a lo que le estés prestando atención, se ha convertido en un pensamiento activado. Pero cuando apartas tu atención de un pensamiento, queda latente o ya no está activo. Cuanta más atención le prestas a un pensamiento y cuando te concentras en él practicando su vibración, éste adquiere fuerza dentro de tu propia vibración, y entonces el pensamiento practicado se convierte en creencia. 
Abraham-Hicks

sábado, 23 de enero de 2016

NO ERES TU, SOY YO...


Este es un ensayo de Viktor Frankl, neurólogo, psiquiatra, quien fue sobreviviente del holocausto y el fundador de la disciplina; que conocemos hoy como Logoterapia. Después de leer ésto tu visión de la vida puede cambiar...

¿Quién te hace sufrir? ¿Quién te rompe el corazón? ¿Quién te lastima? ¿Quién te roba la felicidad o te quita la tranquilidad? ¿Quién controla tu vida?...
¿Tus padres? ¿Tu pareja? ¿Un antiguo amor? ¿Tu suegra? ¿Tu jefe?...

Podrías armar toda una lista de sospechosos o culpables. Probablemente sea lo más fácil. De hecho sólo es cuestión de pensar un poco e ir nombrando a todas aquellas personas que no te han dado lo que te mereces, te han tratado mal o simplemente se han ido de tu vida, dejándote un profundo dolor que hasta el día de hoy no entiendes.

Pero ¿sabes? No necesitas buscar nombres. La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz. Nadie tiene la capacidad al menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.

Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad. Y definitivamente el peor lugar para colocarla es en la mente del otro, en sus pensamientos, comentarios o decisiones.

Cada día estoy más convencido de que el hombre sufre no por lo que le pasa, sino por lo que interpreta. Muchas veces sufrimos por tratar de darle respuesta a preguntas que taladran nuestra mente como: ¿Por qué no me llamó? ¿No piensa buscarme? ¿Por qué no me dijo lo que yo quería escuchar? ¿Por qué hizo lo que más me molesta? ¿Por qué se me quedó viendo feo? y muchas otras que por razones de espacio voy a omitir.

No se sufre por la acción de la otra persona, sino por lo que sentimos, pensamos e interpretamos de lo que hizo, por consecuencia directa de haberle dado el control a alguien ajeno a nosotros.

Si lo quisieras ver de forma más gráfica, es como si nos estuviéramos haciendo vudú voluntariamente, clavándonos las agujas cada vez que un tercero hace o deja de hacer algo que nos incomoda. Lo más curioso e injusto del asunto es que la gran mayoría de las personas que nos "lastimaron", siguen sus vidas como si nada hubiera pasado; algunas inclusive ni se llegan a enterar de todo el teatro que estás viviendo en tu mente.

Un claro ejemplo de la enorme dependencia que podemos llegar a tener con otra persona es cuando hace algunos años alguien me dijo: "Necesito que Enrique me diga que me quiere aunque yo sepa que es mentira. Sólo quiero escucharlo de su boca y que me visite de vez en cuando aunque yo sé que tiene otra familia; te lo prometo que ya con eso puedo ser feliz y me conformo, pero si no lo hace... siento que me muero".

¡Wow! Yo me quedé de a cuatro ¿Realmente ésa será la auténtica felicidad? ¿No será un martirio constante que alguien se la pase decidiendo nuestro estado de ánimo y bienestar? Querer obligar a otra persona a sentir lo que no siente... ¿no será un calvario voluntario para nosotros?

No podemos pasarnos la vida cediendo el poder a alguien más, porque terminamos dependiendo de elecciones de otros, convertidos en marionetas de sus pensamientos y acciones.

Las frases que normalmente se dicen los enamorados como: "Mi amor, me haces tan feliz", "Sin ti me muero", "No puedo pasar la vida sin ti", son completamente irreales y falsas. No porque esté en contra del amor, al contrario, me considero una persona bastante apasionada y romántica, sino porque realmente ninguna otra persona (hasta donde yo tengo entendido) tiene la capacidad de entrar en tu mente, modificar tus procesos bioquímicos y hacerte feliz o hacer que tu corazón deje de latir.

Definitivamente nadie puede decidir por nosotros. Nadie puede obligarnos a sentir o a hacer algo que no queremos, tenemos que vivir en libertad. No podemos estar donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía. No podemos entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia. Tal vez tampoco podamos controlar lo que pasa, pero sí decidir cómo reaccionar e interpretar aquello que nos sucede.

La siguiente vez que pienses que alguien te lastima, te hace sufrir o controla tu vida, recuerda: No es él, no es ella... ERES TÚ quien lo permite y está en tus manos volver a recuperar el control.

"Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: La última de las libertades humanas-la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino- para decidir su propio camino".

lunes, 4 de enero de 2016

TODOS MIS CAMBIOS SON FÁCILES DE HACER


Cuando empezamos a trabajar en nosotros mismos, a veces las cosas empeoran antes de mejorar. Está bien que así suceda, porque es el comienzo del proceso. Así deshacemos los viejos nudos. 

Déjate llevar por ello. Hace falta tiempo y esfuerzo para aprender lo que necesitamos aprender. No exijas un cambio instantáneo. La impaciencia no es más que resistencia al aprendizaje. Significa que quieres llegar al objetivo sin pasar por el proceso. 

Permítete recorrerlo paso a paso. A medida que avances se te hará más fácil. 

Di:  "Estoy dispuesto a cambiar» ¿Vacilas? ¿Sientes que no es verdad? ¿Cuál es la creencia que se interpone en tu camino? Recuerda que no es más que una idea, y las ideas se pueden cambiar."

Louise Hay

miércoles, 30 de diciembre de 2015

PROPÓSITOS DEL NUEVO AÑO



Muchos de vosotros os hacéis buenos propósitos el primer día del año, pero como no lleváis a cabo cambios internos vuestros propósitos pierden fuerza rápidamente. Mientras no estéis dispuestos a hacer algún trabajo mental para cambiar interiormente, nada va a cambiar afuera. Lo único que necesitáis cambiar es una idea... nada más que una idea. Incluso el odio hacia vosotros mismos no es más que odio por una idea que tenéis de vosotros mismos ¿Que podéis hacer por vosotros este año, que sea positivo»? ¿Qué os gustaría hacer este año por vosotros que no hayáis hecho el año pasado? ¿De qué os gustaría liberaros este año, que el año pasado salvaguardasteis tan celosamente? ¿Qué quisierais cambiar en vuestra vida? ¿Estáis dispuestos a hacer el trabajo que producirá esos cambios?
Louise Hay
FELIZ AÑO 2016

jueves, 24 de diciembre de 2015

QUE EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD PERDURE EN TÍ

Retrocede en el tiempo y evoca la mejor de las Navidades que hayas tenido jamás en tu infancia. Centra el recuerdo en la mente para poder obsérvarlo con la mayor claridad. Recuerda lo que veías, lo que olías, los sabores y las texturas de las cosas, la gente que estaba contigo. Recuerda algunas de las cosas que hacías. Y si de niño nunca tuviste una Navidad maravillosa, invéntatela. Créala exactamente como te gustaría que fuese.

Observa cómo se te abre el corazón al pensar en esa Navidad tan especial. Quizás una de las cosas más maravillosas de esa Navidad haya sido la presencia del amor. Deja que ahora el espíritu del amor fluya a través de ti. Da cabida en tu corazón a todas las personas que conoces y que amas. Envuélvelas en ese amor. Has de saber que en cualquier momento, y no sólo en Navidad, puedes llevar contigo ese sentimiento tan especial del amor y el espíritu navideños. Tú eres el amor. Tú eres el espíritu. Tú eres la luz, y eres la energía. Y así es. 

Louise Hay

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